jueves, 6 de junio de 2013
Carta real de un asesino a la policía
Estaba lloviendo y había mucho viento ese día. El viento ahogaría el sonido de mis pasos sobre su jardín, y la lluvia borraría toda evidencia de mi presencia esa noche. Era la señal que estaba esperando para llevar acabo mi plan.
Ella tenía 24 años, recíen graduada, hambrienta de vida y de éxito. Su piel era la mas blanca que había visto en mi vida, su pelo rojizo proporcionaba un delicioso contraste, con su cuerpo y sus ojos, sus ojos eran la cereza del pastel, sus ojos azules irradiaban mi cuerpo cada vez que cruzábamos miradas.
Gracias a la terrible situación económica, en el edificio donde vivíamos se había quedado vacío. Ella y yo éramos los únicos con departamentos ocupados. Si lo hacía esta noche, nadie me iba a oír, sin importar que tan fuerte gritara, el sonido se lo comería la noche.
Estuve pendiente de mi ventana para verla llevar, estuve ahí por horas, inmóvil entre las sombras para no despertar sospecha alguna. Eran las 8:53 de la noche cuando la vi llegar, su traje de ejecutiva me volvía loco y no podía contenerme al ver contonear sus caderas en una falda pegada al cuerpo. Era hora de poner el plan en marcha.
Ella entró a su departamento y esperé unos minutos. Estaba nervioso, ansioso y desesperado.
- Y si no puedo? Y si me atrapan? Y si no pensé en algún detalle? Y si alguien me ve? -
Eran preguntas que circulaban todo el tiempo en mi cabeza,
- No te preocupes - me dijo Ramón. - La policía en este pueblo es tan estúpida, que no podría encontrar un hilo rojo en un canvas negro - añadió.
Ramón siempre me daba aliento a perseguir mis metas, a cumplir mis sueños. Él llegó a mi vida cuando más necesitaba de un amigo. Mis padres habían muerto, y no tenía a nadie en la vida. Maldita suerte la mía, mis dos padres eran huérfanos e hijos únicos. Curiosa coincidencia, no? Dejan a la deriva a otro hijo único y huérfano. Como los odio.
Poco después de que mis padres murieron, me ofreció su ayuda incondicional y desde entonces ha vivido conmigo. Él se hace cargo de mis necesidades, él me apoya, él me ama.
- Es hora - repitió Ramón. Abría la puerta y bajé las escaleras. Su departamento estaba en el primer piso y planeaba entrar por su jardín de atrás. - Maldita sea!!- me susurró Ramón. - Hay una fiesta en el edificio de enfrente, no vamos a poder entrar por el jardín de atrás -
Desilusionado me dirigí a mi departamento, cuando se abre la puerta de su casa. Iba saliendo, me miró y me dijo - Hola - y le regresé el saludo. Se había cambiado, iba a salir, iba hermosa con una minifalda que solamente cubría lo suficiente para dejar volar mi imaginación.
Inmediatamente me llené de celos y de ira. - Con quien irá? - Me preguntó Ramón. - Le harán el amor? Quien la verá desnuda? Quien paseara sus manos por su delicioso cuerpo? - Me repetía Ramón. Era una ira insoportable, era un dolor en la boca del estómago que me hacía querer vomitar. Esperé a que se fuera, mi imaginación la visualizaba en cada posición posible, disfrutando a otro hombre, haciendole el amor, gritando del placer, como toda una puta. - Maldita perra- exclamó Ramón.
Ramón intentó abrir la puerta de su departamento. Estaba abierta.
Ya habían pasado 5 horas y ella no llegaba. No pude resistir el observar su ropa interior. Sabes mucho de la gente observando su ropa interior. Sabía que era una chica conservadora porque no tenía tangas ni ropa interior provocadora. Además vivía sola y no había un solo consolador en su casa? Seguramente es virgen.
No había ropa sucia, por lo que supe inmediatamente que es una persona limpia. Se alimentaba bien, no tenía ni un solo refresco en su refrigerador. Cocinaba habitualmente, y cocinaba delicioso. No pude evitar probar las sobras de comida, la mejor comida que había probado en años.
Escuché pasos acercandose al departamento. Era ella, era hora.
- Menos mal que llegó sola- dijo Ramón.
Me escondí en el armario y esperé a que entrara a su cuarto. Pasaron 2 horas y nunca entró. - Será tu alma gemela? - Me preguntó Ramón. Yo raras veces dormía en mi cuarto, me daba miedo. Será que a ella le sucedía lo mismo? No escuché ni un solo ruido y fui a la sala. La ví ahí, acostada, dormida en ropa interior, y tuve una erección.
Me acerqué cuidadosamente detrás de ella, y la amordacé. Ella se levantó asustada, pero le dije que no hiciera ruido. Ella forcejeo y la tuve que golpear. La golpee hasta que se desmayara, pero tuve cuidado de golpearle la cara. Cinco golpes en la nuca fueron suficientes para que perdiera el conocimiento.
Pasaron 30 minutos hasta que recobró el conocimiento. Ella ya estaba amarrada a su cama y amordazada. Había esperado tanto este momento. La empecé a besar las piernas. Sus fabulosas piernas, ella gritaba y se movía, no esperaba menos.
Le quité el sostén con la mayor delicadeza posible, y saltaron sus senos redondos y perfectos. Los toqué creo yo cerca de 10 minutos. Eran los senos perfectos. Procedí a bajarle su ropa interior y me deleite al verle su vagina al natural, sin depilar. - Lo sabía! - me dijo Ramón - Es una monjita conservadora.-
Le pregunté - Eres virgen? - Ella solo lloraba. Le repetí la pregunta - Eres virgen?- y ella lloraba mas. Me estaba empezando a desesperar. Me salí de control, le di un golpe y le pregunté "ERES VIRGEN!?" y me dijo que si con la cabeza. En ese momento tuve mi primer eyaculación de la noche.
Fueron 18 horas continuas de pasión, la disfruté hasta al cansancio. Esperé hasta la noche para que nadie me viera. Le dije adiós por última ocasión, pero no pude dejar atrás esos senos perfectos. Una fotografía no sería suficiente para recordarlos. Tenía que volverlos a ver, tenía que volverlos a tocar, tenía que volverlos a probar. No tuve remedio mas que traerlos conmigo.
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